
¿Qué más podría pasarnos? Quizá, después de pandemias, recesiones, guerras y desastres climatológicos, nuestra mayor arma sea la resignación. Como habitantes de los constantes acontecimientos históricos de los últimos años, pensamos que nada nos puede sorprender ya. Sin embargo, siempre se puede ir a peor. Lo que podría pasar si nuestros aparatos digitales y comunicaciones quedaran totalmente fritas por una tormenta solar se exploró en el podcast El gran apagón (Jose A. Pérez Ledo, 2016). A través de Movistar+, y de la mano de algunos de los mejores guionistas y realizadores patrios, llega ahora a nuestras casas Apagón.
Apagón es una adaptación muy inteligente. Consciente de lo que hizo potente al podcast, el equipo de Apagón ha sabido traducir los elementos narrativos y temáticos necesarios para llevar, no solo el universo, sino el corazón de la historia original al formato televisivo. A través de cinco capítulos que funcionan como trampantojo de antología, Apagón explora las consecuencias de un enorme desastre sin dejar de lado a personajes complejos y emocionantes.
Uno de los responsables de que Apagón pueda ofrecer lo que ofrece es Fran Araújo. Coordinador de guion y productor ejecutivo de la serie, hace de pegamento para las historias llevadas a la pantalla por profesionales de la talla de Rodrigo Sorogoyen, Raúl Arévalo, Isa Campo, Alberto Rodríguez, Isaki Lacuesta, Isabel Peña, Alberto Marini o Rafael Cobos.
En Milana hemos tenido la suerte de entrevistar a Fran Araújo para hablar de Apagón — ya disponible en Movistar+— y cómo ha sido su proceso de creación y adaptación.
¿Cómo surgió la oportunidad de adaptar El gran apagón?
Después de la pandemia me enteré de que los derechos estaban disponibles y me pareció que era un formato súper interesante para hacer lo que hemos hecho: dentro de un universo, bajo un paraguas común, poder incorporar diferentes personas y diferentes creadores; hacer una historia coherente en general, pero que cada capítulo pudiera estar liderado por una persona distinta. Además, había algo bastante interesante en poder acercarse a ese universo, que tenía mucha relación con todo lo que habíamos vivido y que permitía hablar de manera más indirecta de la pandemia y demás: experiencias, emociones y temas que nos importaban a todos en ese momento.
Lo primero que me llamó la atención de Apagón es que adapta lo que queda en los márgenes del podcast en el que se basa. ¿Cómo se llegó a la conclusión de que la serie debía ser así?
Fue relativamente pronto. Las historias que se cuentan en los propios capítulos de El gran apagón son muy buenas dentro del diseño de un podcast, pero para capítulos de televisión no acabábamos de encontrarles la forma.
El podcast está hecho desde un lugar diferente al lugar desde el que nosotros lo cogíamos. Algo similar al podcast acababa de suceder y lo habíamos vivido todos. La premisa principal, que era una conciliación política en torno a un apagón —que es muy poderoso en el podcast y funciona súper bien—, nosotros pensamos que no era la manera en la que nos acercaríamos ahora a un tema de estas características. Hay otros temas nuevos que han surgido que nos apetecía más tocar.

Fotograma del 3er episodio de Apagón: Confrontación
Lo que hicimos fue montar una sala de guion donde estábamos todos los guionistas que firmamos los guiones (además estuvo Isaki Lacuesta, que al final no pudo participar porque tenía mucho lío con su peli) y estuvimos debatiendo mucho. Tuvimos como 15 o 18 historias posibles —algunas eran del podcast, otras no— y a medida que fuimos estirando y reduciendo nos quedamos con estas 5. Hay elementos del universo del podcast, como los camiones de los militares, o muchas de las cosas que el podcast cuenta como resumen de noticias de lo que pasó durante el apagón. Nos interesaba mucho ese mundo, que es básicamente donde están centradas las historias que estamos contando.
Creo que es algo que es guay porque es complementario. Puedes ver la serie y luego escuchar el podcast, o escuchar el podcast y ver la serie, y funciona casi como una temporada nueva.
Hay mucha diversidad en el tipo de historias y géneros que maneja Apagón. ¿Cómo se decide qué conceptos entran y cuáles no en una serie de este tipo?
Montamos una mesa de guion, y desde un documento donde ya había varias ideas, los guionistas aportaban otras. Lo que hacíamos era investigarlas, ver hasta dónde nos llevaban, qué fuerza tenían… De hecho escribimos el argumento de algún capítulo que luego no se hizo porque considerábamos que daba menos juego que otros.
Lo que lo decidió un poco fue el encontrar una coherencia, un hilo común y la lógica de la serie, que la tiene. A diferencia de una antología, en la serie realmente hay una búsqueda de coherencia. No son capítulos independientes sin nada que ver: hay un universo que empieza en el capítulo 1 y acaba en el último, y que tiene una evolución y una lógica tanto temática como narrativa. El orden en el que están colocados, qué relación tiene un capítulo con el siguiente, cómo ves la evolución de un apagón desde el primer día hasta el último… Dentro de esa lógica, cuando la fuimos encontrando, fuimos decidiendo qué capítulos tenían más sentido, y en qué orden.

Fotograma del 4º episodio de Apagón: Supervivencia
El guion de una serie como esta, en la que los hilos que conectan un capítulo a otro y la narrativa parece más dispersa, quizá puede ser más difícil de coordinar que una historia más ordenada y lineal. ¿Cuál es el proceso y cuáles son las guías que han marcado esa continuidad?
El hilo conductor es el contexto común que comparten todas las historias. Luego hay una evolución en el apagón y en las vidas de los personajes: empiezas el día 1 del apagón, que acaba en un hospital, y luego entras en ese hospital dos semanas después y ves el proceso de cómo lo aceptas.
Es un viaje que de hecho está en los títulos de los capítulos: cómo pasas de la negación de que va a haber un apagón a vivir en ese estado de emergencia. No puedes vivir en un constante estado de excepcionalidad y emergencia así que llega un momento en el que aceptas que la realidad es otra, y de eso va el segundo capítulo. A partir de ahí hay un universo nuevo de adaptación, que es una urbanización, donde ves los problemas nuevos que te supone la nueva realidad del apagón y cómo te enfrentas a ella —por eso se llama Confrontación—.

Fotograma del 1er episodio de Apagón: Negación
En el siguiente capítulo es la lógica de que en un apagón, las ciudades colapsarían muy rápido y habría un fenómeno migratorio de la ciudad al campo, que es lo contrario a lo que ha sucedido a lo largo de la historia. La gente iría al campo en busca de comida y eso generaría un conflicto muy bestia de supervivencia. Y luego está el último capítulo, que nosotros siempre lo pensamos como un capítulo propositivo, donde se podía ver el apagón como una oportunidad para pensar un nuevo mundo u otras maneras de gestionar nuestros recursos y las relaciones entre las personas. Es un capítulo más optimista, que revisita los anteriores desde otro prisma para cerrar la historia. Tiene una relación evidente con el primer episodio.

Fotograma del 5º episodio de Apagón: Equilibrio
El último capítulo en concreto parece especialmente luminoso en comparación con los anteriores; respira esperanza mientras que en los demás hay situaciones realmente duras. ¿Puede llevar Apagón a la esperanza o crees que tiene un carácter más cínico?
Es un relato complejo. Al final es un relato de personajes, donde estos están cargados de razones para hacer lo que hacen y de enfrentarse a conflictos muy difíciles desde diferentes lugares. Yo sí veo a personajes luchando por cosas en todos los capítulos: hay una directora de hospital peleando por tener abierto el hospital para curar a la gente, o una comunidad intentando sobrevivir cuando no es fácil, o una adolescente que hace un viaje coming of age y de maduración, separándose de su familia. Es en un contexto muy extremo, pero hay un viaje muy positivo, igual que lo hay en el último capítulo, que para mí era muy importante tenerlo como compensación del discurso general de la serie.
Hay voces bastante autorales en cuanto a los guiones y la dirección de la serie. ¿Cómo se ha conseguido aunar todas esas voces para que remen en una sola dirección?
Creo que ha sido un grandísimo reto del proyecto. ¿Cómo se consigue eso? Pues hablando mucho, haciendo partícipe a todo el mundo y generando un espacio muy grande de libertad. Había una parte del diseño de producción donde todo el mundo compartía una parte del equipo: había una coordinación de arte, de sonido, de fotografía… Los departamentos están muy coordinados para que cada capítulo fuese consciente, dentro de las particularidades de cada historia, de cómo se estaba trabajando en el resto para mantener una coherencia.

Alfombra roja con parte del equipo de Apagón en el Festival de San Sebastián © Gorka Lasa
Y luego, hablando mucho con cada uno de los implicados para que estuviesen trabajando en la misma serie pero sin renunciar a su libertad creativa. Los directores tenían una libertad absoluta en la puesta en escena, exceptuando determinados elementos narrativos comunes, como empezar todos los capítulos con un primer plano, o compartir el mismo compositor, porque tener la misma música es un elemento de coherencia e identidad estética muy importante. Luego hay un margen muy grande de libertad para cada uno de esos puntos de vista. Si trabajas con gente como esa, lo que quieres es que hagan lo que hacen tan bien. Hay un equilibrio ahí entre libertad y coherencia que era bastante complicado y con el que estoy bastante satisfecho.
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¿En qué consiste el trabajo de coordinador de guion una vez planteadas las historias de las que consta la temporada?
Una vez que distribuimos la mesa de guion para empezar a escribir los guiones de manera individual, participé en la escritura de varios de ellos y en los que no, trabajaba en colaboración con el guionista. Además, todos leíamos los guiones de los demás, y todo el mundo aportaba ideas o valoraciones que eran muy útiles.
Sobre todo, creo que la parte más importante fue posterior, cuando entramos en la fase de producción, lograr que esos guiones mantuviesen la coherencia y que todas la modificaciones que había que hacer sobre ellos para adaptarlos a las posibilidades de producción no hiciesen perder la esencia de lo que queríamos contar y de lo que queríamos transmitir en la evolución entre los capítulos. Es un viaje que no acaba en la escritura, sino en el montaje.

Rueda de prensa de Apagón en el Festival de San Sebastián. De izquierda a derecha: Berto Marini, Fran Araújo e Isa Campo © Gorka Lasa
¿Dónde puedes ver Apagón?
Apagón es una serie original de Movistar+.