
Nos encantan las películas de personajes vagando por el desierto o enloqueciendo en la selva hasta dar con eso que les salva la vida… ¿O no? Aunque no siempre estén acompañadas por un paisaje que actúa como impulsor del drama de manera activa, cuando eso sucede, la historia cobra mucha más fuerza.
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¿Cómo podría la geografía interactuar como otro elemento dramático? Aquí tienes 10 películas que te ayudarán a entenderlo.
1- La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014)

Película intensa y silenciosa, un policíaco sórdido donde el agua estancada de Doñana cala en las personalidades de los personajes, volviéndolos oscuros y decadentes. A medida que el film avanza, se ennegrece y vamos descubriendo que todos allí están estáticos y tienen el alma corrompida (por eso las adolescentes quieren huir de allí). El agua estancada lo pudre todo, incluso llega hasta los propios policías. El clímax, como no podía ser de otra manera, es sin gritos y con el agua marrón hasta las rodillas. Empantanados.
2- Fuerza mayor (Ruben Östlund, 2014)

Alabada en Cannes, quizás por juntar la relación de una pareja con hijos y lo que pasa fuera del alojamiento: el derrumbe de la nieve. Primero una avalancha pone en evidencia lo que estaba bajo la perfección de la pareja y hace salir a la luz los conflictos. Luego, los estruendos de las explosiones controladas van en coherencia con cada ridícula discusión de convivencia que va surgiendo en esas vacaciones familiares. De alguna manera, Östlund nos acerca a lo que parece un estudio cinematográfico sobre la geobiología.
3- Nadie quiere la noche (Isabel Coixet, 2015)

Josephine Peary debe unirse a una esquimal para sobrevivir en el desierto blanco, donde las tormentas son cada vez peores. La visión femenina de Coixet parece más benévola que otros clásicos masculinos, que tienden al canibalismo de supervivencia. Aquí, las condiciones adversas sacan a la luz una genuina naturaleza femenina en forma de unión y generosidad.
4- El señor de las moscas (Harry Hook, 1990)

Al contrario que en la película anterior, este film muestra que la bestia yace dentro desde la niñez y que, ante la oportunidad, asoma. Un clásico masculino donde observamos la creencia hobbesiana del hombre lobo del hombre. La película basada en la novela inglesa de William Golding (1954) nos lleva a reflexionar sobre la maldad en la niñez: ¿es por imitación o es innata?
5- Monos (Alejandro Landes, 2019)

Las montañas en la selva colombiana enmarcan la historia de un grupo de adolescentes guerrilleros que intentan cumplir con la misión de cuidar a una rehén. Sin embargo, la selva, sus alucinógenos y la adolescencia hacen lo propio. Film que dice: la salvaje no es la selva, eres tú, yo, cualquiera.
6- Aguirre, la cólera de Dios y Fitzcarraldo (Werner Herzog, 1972 y 1982)

Fotograma de Fitzcarraldo
En este punto hacemos trampa porque son dos películas. Y podríamos elegir cualquiera de su filmografía, ya que en todas el paisaje se vuelve un elemento dramático para evidenciar el patetismo humano.
En Aguirre, la cólera de Dios está muy claro cómo la densidad venenosa va sacando a la luz las ambiciones del conquistador, que inicia una revuelta y lo lleva a convertirse en líder. En Fitzcarraldo habla del gusto hedonista del hombre blanco contra la geografía cruda del Amazonas (basado en una historia real). Aquí el veneno amazónico entra en la psique de los personajes y hace florecer exóticas y extravagantes alimañas. Tanto que alcanza incluso al director. Así lo demuestra una anécdota del rodaje, que cuenta que Herzog tuvo la osadía de pasar un barco sobre una colina.
7- Melancolía (Lars Von Trier, 2011)

El paisaje interestelar, en este caso, es el que afecta el mundo interno de Justine (Kristen Dunst), sumergiéndola en una profunda depresión que llega a afectar incluso su motricidad. Es una película apocalíptica de cuando en 2011 se decía que en 2012 llegaría el fin del mundo. Según Trier sería un meteorito que afecta y transforma las psique de las personas.
8- Mimosas (Oliver Laxe 2016)

Película que irrumpió en los festivales más importantes en su estreno. Las montañas desérticas marroquíes abren la fe de caminantes y viajeros y los conectan con una misión. Ellos van en busca de lo divino justo cuando la muerte se presenta como una oportunidad y un pasaje hacia otro mundo.
9- Jauja (Lisandro Alonso, 2014)

La Patagonia de 1882 era donde había estado una de las tierras prometidas de abundancia y felicidad: Jauja. Allí, donde el desierto pierde perspectiva y el horizonte es sólo una línea divisoria inmutable, se cambia la relación de tiempo y espacio. Los viajeros se perdían en sí mismos y el Capitan Dinesen (Viggo Mortensen) cae en una elipsis espacio-temporal de la que no podrá salir, al menos en un largo tiempo. Con lo cual, hasta la leyenda queda sometida a las condiciones de posibilidad del paisaje: ¿habrá existido realmente?
10- Lost in Translation (Sofía Coppola, 2003)

Por último y rompiendo totalmente con la lógica del entorno natural, una de ciudad. Película de culto donde sus dos personajes se encuentran perdidos emocionalmente y el paisaje de Tokio es un espejo de eso. Sentirse, en la barroca postmodernidad, un poco como los anuncios que iluminan las calles de Tokio, una luz que parpadea en un sinfín de pantallas led. Podría haberse rodado en Nueva York, del mismo modo que Fitzcarraldo en la Selva del Congo.
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¿Dónde puedes ver estas películas?
La isla mínima (Netflix, Prime Video, HBO), Fuerza Mayor (Filmin), Monos (Movistar+), Aguirre, la cólera de Dios (Movistar+, Filmin), Fitzcarraldo (Filmin, Prime Video), Melancolía (Prime Video, Filmin), Mimosas (Filmin), Jauja (Filmin), Lost int Translation (Netflix, Prime Video, Movistar+)