
Aunque el mero hecho de poner como protagonista de una ficción histórica a una mujer que se dedique a algo más que enamorarse y sufrir ya la hace bastante moderna, hoy vamos a rebuscar un poco más. Estas son 7 series que retratan el pasado desde un enfoque especial y muy actual, a través de los ojos de mujeres que se resistían a encajar en el lugar que les reservaba la sociedad patriarcal.
Dickinson (Alena Smith, 2019-2021)

Emily Dickinson fue una rompedora poeta adelantada a su tiempo. Por eso, aunque la propuesta de Apple TV+ nos lleva a la América del siglo XIX, opta por reconstruir el día a día de Emily desde una perspectiva completamente actual, recordando a ratos a una sitcom adolescente o retratando conflictos típicos de la generación Z. Mientras Emily desafía las normas sociales, busca su lugar en el mundo o convive con la Guerra de Secesión, también encuentra tiempo para drogarse con opio, bailar twerk o experimentar su sexualidad. La ambientación de época se mueve a ritmo de hip hop sobre unos personajes entrañables y originales que rompen estereotipos y nos hablan de todos esos temas importantes que comparten el pasado y el presente. Todo ello regado de la poesía de esta artista imprescindible, ya sea en palabras o imágenes.
La comedia se entrecruza con poderosos momentos dramáticos, sin miedo a internarse con gran creatividad en lo onírico y en los recovecos de la compleja mente de Emily Dickinson para acercarnos todo lo posible a la visión que ella tenía del mundo. Es una serie preciosa, divertida y, a la larga, muy emotiva, que dibuja a la excepcional Emily como si fuera nuestra mejor amiga.
La maravillosa Sra. Maisel (Amy Sherman-Palladino, 2017-)

En el Nueva York de los años 50, el trabajo de Midge era ser una perfecta esposa de clase alta: estar guapa, ser encantadora y darle siempre la razón a su marido. Pero su intachable desempeño no evita que él la engañe con su secretaria y la abandone durante una crisis de autoestima, dejándola sin dinero, sin trabajo, con dos hijos que cuidar y de vuelta en casa de sus padres —quienes, por cierto, la culpan a ella—. Lo que le pasa a Midge es una injusticia y una tragedia, pero tanto ella como la serie se lo toman con humor. Coge toda su frustración y la convierte, con naturalidad y mucho carisma, en ácidos monólogos humorísticos, y emprende así una carrera en el mundo del stand-up.
Mientras intenta ganarse la vida y abrirse camino en una profesión de hombres en la que nadie la toma en serio, Midge va derribando barreras y rompe con todo lo que significa ser mujer en el universo en el que ha crecido. El tono, la frescura y la agilidad en el montaje y los diálogos hacen eco de esa ruptura al alejarse de los modos habituales de las series de época.
The Great (Tony McNamara, 2020-)

The Great es otra serie que cuenta la historia de una mujer poco convencional de forma aún menos convencional. Catalina la Grande fue una de las regentes más poderosas de su época, llevó el pensamiento moderno, las artes y las ciencias a Rusia y demostró su habilidad para el liderazgo político. The Great toma ese espíritu, pero elige transmitirlo sacrificando todo rigor histórico en favor del entretenimiento. Relata el ascenso de Catalina —de joven ingenua a ambiciosa estratega— y los tira y afloja con su caprichoso y desalmado marido, Pedro III, de forma muy libre, dándole la espalda a las convenciones de la ficción histórica y construyendo una comedia desvergonzada, fresca y anómala. No se deja fuera ni el humor negro y macabro, ni el escatológico, ni la sexualidad femenina, ni la crítica política.
Arde Madrid (Paco León y Anna R. Costa, 2018)

Nunca antes habíamos visto así la dictadura franquista. Arde Madrid se despoja de cualquier tabú y retrata en una comedia costumbrista, desinhibida y autoral los años 60 en España desde el hogar de la estrella hollywoodiense Ava Gardner. Y lo cuenta, concretamente, a través de su personal de servicio doméstico, entre los que la estricta Ana Mari hace además una labor de espionaje para el régimen. No, no hay ninguna conspiración comunista en el entorno de la actriz, solo una vida de caprichos y excesos que, en una época en la que eso no tiene cabida, se convierte en el bastión de resistencia que pone en jaque a la dictadura. Pero Arde Madrid es, sobre todo, la historia de dos mujeres que no podrían ser más distintas, pero que comparten el carácter y la determinación para llevar los hilos en una sociedad machista y opresora.
Gambito de dama (Scott Frank y Allan Scott, 2020)

Todos caímos rendidos a los pies de Beth Harmon. Esta también es la historia de una mujer adentrándose en un mundo de hombres en los años 50, pero la serie deja ese conflicto en un segundo plano para ofrecernos otro prisma: el de los problemas y tormentos que sufre un niño prodigio para alcanzar toda esa gloria que se aprecia desde fuera. El personaje de Beth es magnético, y eso se consigue, en parte, por atreverse a exponer sus sombras, sus adicciones e incluso sus momentos insoportables. Pero la genialidad de la protagonista va de la mano con la originalidad, el ritmo y el dinamismo con el que se retrata algo tan estático y reflexivo como es el ajedrez en esta serie de narración trepidante. Cada jugada es tensa, es épica, es importante, y no hay dos iguales. No olvidemos que Gambito de dama es la serie que ha conseguido que una partida de ajedrez parezca un videoclip.
Gentleman Jack (Sally Wainwright, 2019-)

“Gentleman Jack” es el nombre con el que los vecinos de Halifax apodaban a la transgresora Anne Lister por sus modos “masculinos”. Basándose en los diarios que escribió, la serie nos lleva a la Gran Bretaña de 1832 para presentarnos a un personaje que ha decidido tomar las riendas en un momento en el que ninguna mujer puede tomarlas. No esconde sus dotes de liderazgo, sus inquietudes culturales ni sus intereses sexuales, y por eso es incómoda para casi todos. Wainwright no intenta hacerla simpática de cara al público: es directa, autoritaria y poco empática, pero su personalidad no es sino un efecto rebote del cómo le han dicho que debe vivir. El esfuerzo por no dejarse atar por las convenciones de su época la ha moldeado así. La serie acompaña el carácter arrollador de Anne con pequeños juegos formales, como la ocasional ruptura de la cuarta pared o el uso de ágiles flashbacks a modo de gags, lo que le confiere un tono muy particular.
GLOW (Liz Flahive y Carly Mensch, 2017-2019)

GLOW ya llama la atención con su contexto: sigue la grabación de un programa de lucha libre femenina en los años 80, basado en uno real que triunfó en la época. Pero su mayor interés está en el amplio abanico de mujeres que actúan en él, complejas y muy distintas entre sí, de diversas clases sociales, etnias, orientaciones sexuales o físicos, pero que comparten, en general, vidas bastante complicadas y la fortaleza para seguir adelante. Y, aunque es triste decirlo, la variedad de personajes femeninos tan bien escritos resulta novedoso. A base de trabajar y aprender juntas, las que empiezan siendo unas desconocidas logran crear un espacio para la sororidad y el empoderamiento en el entorno menos propicio: el de un espectáculo diseñado por y para hombres. Sus dramas personales contrastan hábilmente con el humor mamarracho y descarado que respira el show, creando un tono tan especial como su aproximación a las mujeres de hace cuatro décadas.
Habrá que verla.
Gracias.
Habrá que verlas.
Muy interesante.
Gracias.