
Pongamos que, aprovechando el puente de Todos los Santos, decides, junto a tu círculo de amistades más íntimo, hacer una escapada rural. Durante el trayecto puede que os desviéis o hagáis parada en algún pueblo encantador, de nombre exótico (digamos Jabalí Nuevo), donde os encontráis con pintorescos lugareños que viven en sintonía con la naturaleza. Aunque el paisaje y las encantadoras costumbres de esa entrañable comunidad os conquistan, no podéis quitaros de encima la sensación de que algo anda terriblemente mal.
Estos son solo algunos de los tropos recurrentes en el cine de terror, pero más concretamente de un subgénero que cuenta con nombre propio desde hace más bien poco: folk horror. Si las comunidades apartadas, la naturaleza, la brujería y las deidades antiguas son ingredientes que te gusta encontrar en tus películas de cabecera, lo mejor será que nos acompañes en este artículo para analizar las claves del subgénero y algunas de sus mejores obras.
¿Cuándo y dónde nace el folk horror?

Fotograma de El hombre de mimbre
Como ya comentábamos, el término folk horror es bastante reciente. Aunque no se acuñó hasta 2004, tiene unas raíces mucho más profundas. Las tres películas que se consideran fundacionales del subgénero, conocidas como “la trinidad impía”, son Cuando las brujas arden (Michael Reeves, 1968), La garra de Satán (Piers Haggard, 1971) y El hombre de mimbre (Robin Hardy, 1973).
Quizá por sus orígenes en estas películas, o por la numerosa cantidad de telefilmes producidos en este país que se acercan o abrazan la definición de terror folk, la vinculación histórica con el Reino Unido es un factor importante a tener en cuenta. Esto no quiere decir, claro está, que el género muera en sus fronteras, pero aunque la maquinaria de Hollywood no haya tardado en asimilarlo, el folk tiene sus raíces más sólidas en Europa.
¿En qué consiste el folk horror?
Como reciente es el término que recoge todas estas películas, también son los límites que las acotan. Las fronteras entre géneros y subgéneros a veces son difusas, pero el folk horror, a pesar de estar aún en construcción, recurre a unos cuantos elementos habituales para inquietarnos.

Fotograma de La bruja
El factor religioso tiene a menudo un peso fundamental en las tramas de películas folk horror. Aunque la relación directa con el cristianismo puede ser muy estrecha y frecuente, como pasa en La bruja (Robert Eggers, 2015), no es completamente necesaria como tal. Es frecuente ver, en películas de este género, nuevas religiones o variaciones de algunas existentes. La ya citada El hombre de mimbre, por ejemplo, pone el foco sobre una comunidad que ha abandonado el cristianismo a favor de una secta con tintes hippies. La perturbación del “orden” que tenemos asumido dentro de la lógica religiosa o el acercamiento al paganismo son señales bastante elocuentes de que podríamos estar ante una cinta de terror folk.
Precisamente de la mano de los motivos religiosos o paganos podría venir uno de los platos estrella del subgénero: el ritual. Los secretos, susurros tras la pared, la paranoia que causa verse envuelto en una conspiración de la que uno se sabe el centro… todas esas emociones se utilizan para generar la tensión en el espectador, y obligan a los protagonistas a buscar la salida de una trampa que aún desconocen. Es el caso de Midsommar (Ari Aster, 2019), que juega magníficamente sus cartas y convierte el ritual al que se ven sometidos unos jóvenes norteamericanos a manos de una secta sueca en una desesperante espiral sin salida.

Imagen promocional de Midsommar
¿Os acordáis de cuando hablaba de un encantador pueblecito alejado de todo lo demás? Pues, aunque hay quienes hablan de terror folk urbano, el pueblo y el contacto con la naturaleza han sido y siguen siendo fundamentales para entender de dónde viene y en qué consiste el género hoy en día. La naturaleza suele adquirir en estas historias un aire romántico en cuanto a su misticismo envolvente y su implacable brutalidad. Así lo reflejan dos películas que merece la pena señalar: El proyecto de la bruja de Blair (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999) y El ritual (David Bruckner, 2017).
El pegamento que une estos elementos y le da la pátina final de terror folk es la tradición. A nivel religioso o cultural, el terror más tradicional o las prácticas culturales que tenemos asumidas se deforman y se profanan para construir relatos que nos toquen de cerca, atacando a lo que más conocemos. Uno de los títulos que se acerca a esta realidad de forma más pura es Kwaidan (Masaki Kobayashi, 1964), donde las historias de terror están alimentadas por la estética y elementos de la tradición japonesa.
¡Disfruta el género!

Fotograma de El ritual
Como habréis podido comprobar, el terror folk sigue vigente gracias a una sólida tradición. Aunque aquí hemos enumerado algunos elementos que consideramos importantes, el terror folk se extiende mucho más allá, y las clasificaciones, listas y aspectos del género podrían variar. Por eso, os animamos a descubrirlo por vosotros mismos y encontrar cuál es vuestro terror folk favorito.
¿Dónde puedes ver estas películas?
El hombre de mimbre (Filmin), Cuando las brujas arden (Filmin), La garra de Satán (Filmin y Prime Video), Midsommar (Prime Video), El ritual (Netflix), El proyecto de la bruja de Blair (STARZPLAY).