
Un suntuoso despacho en el cielo nocturno de Madrid, un vaso de whisky en la mano y los primeros acordes de Eloise rompiendo el silencio. Sobre el verso «Es un huracán profesional que viene y va…» vemos por fin a Juan Carrasco, admirando su reflejo, con mucho más pelo del que recordábamos. Así nos reencontramos con el político más miserable e incómodo de la televisión —o de la ficción televisiva, al menos— en Venga Juan (Diego San José, 2021). Aunque, hoy, nos interesa más cómo nos hemos despedido de él, en ese fantástico episodio que llegó el domingo pasado con el sabor agridulce del final del camino.
En esta tercera temporada las puertas giratorias le habían dado a Juan lo que tanto tiempo llevaba buscando: un alto puesto en una empresa energética, éxito, dinero y cosas de las que presumir. Pero ni la inmensidad de su mansión ni la altura de su despacho pudieron evitar que su pasado como alcalde de Logroño lo encontrara. Y, desde tan arriba, la caída es más dura.

Juan es imputado por corrupción
Desde que un tal “J. Carrasco” apareciera en los papeles de una trama de corrupción, nuestro político favorito apenas ha tenido unos días para intentar, por todos los medios —y cada uno peor que el anterior—, librarse de la cárcel. Puede llevarnos a pensar en El Reino (Sorogoyen, 2018), pero la corrupción aquí es tan cutre y patética que da miedo admitir que eso la hace también más realista. Y a Juan, que dice que él corrupto no es «ni mucho ni poco, lo normal», lo ha arrastrado a lo más hondo.
Pero para que Juan caiga una última vez, antes tuvo que caer una primera. Allí nos lleva el último capítulo de la temporada: al Logroño de 2009.
El origen de Juan
El final de Venga Juan ha resultado ser la historia de origen de nuestro antihéroe. Nos cuenta el inicio de su relación con Macarena y con Vallejo, los primeros pasos de su carrera política, el comienzo de la trama de corrupción de esta temporada y hasta el origen de “las comillas”.

Juan y Vallejo en su primer encuentro
En 2009 nos encontramos con un Juan con toda la materia prima para convertirse en el ser despreciable (pero al que aún así hemos aprendido a querer) que conocemos, pero que aún no ha dado el paso. Este Juan sin canas aún tiene cierta decencia, y muchas dudas. Y, sobre todo, una necesidad de validación personal inmensa. Necesita que le hagan casito, que lo valoren, que lo quieran.
Ese ha sido uno de los principales motores de Juan a lo largo de toda la serie. Ya lo decía su creador allá por la primera temporada: «todo lo malo que hace lo hace para tener algo de cariño. El poder le permite ser algo querido, o tener reconocimiento». Ahora sabemos que fue así desde el principio, que fue eso lo que lo empujó a dar los primeros pasos hacia el desastre profesional y personal en que se convertiría su vida.

Esta temporada, Juan está más solo que nunca
Juan es menos lelo de lo que parece. Es consciente de la dudosa moralidad de los intereses ocultos tras la decisión del partido de convertirlo en alcalde. ¿Pero qué más da? Da igual que un desconocido con aires de poder se haya metido en su casa para amenazarlo, porque se ha tomado la molestia de ir a su casa. No importa mucho que cuenten con él para hacer el mal, siempre que cuenten con él.
«Yo, en el partido, soy alguien. Me valoran».
Así se lo dice a Macarena. O a sí mismo, intentando quitarse de encima el miedo y las últimas dudas, esa cierta decencia que os decía que aún le quedaba. Esta tercera temporada ha puesto el foco más incisivamente que nunca en la soledad de Juan, en cómo sus malas decisiones lo han llevado a perder a los pocos que aún lo soportaban. Por eso duele más saber, por este último capítulo, que lo que lo llevó a ese final fue, precisamente, dejarse convencer por esta promesa:
«El partido nunca te va a dejar solo».
Vallejo (en su primer encuentro con Juan)
Pero no es eso lo que hace tan especial este último episodio.
Macarena

Macarena al final de Venga Juan
«No vuelvas a olvidarte de mí. Si vas a tomar una decisión de mierda, haz lo que has hecho toda la vida: arrastrarme contigo a la mierda».
Eso le reprochó Macarena a Juan al final de la temporada anterior, pero en Venga Juan nos encontramos con que ha sido ella la que ha decidido olvidarse de él de una vez. Tiene una vida nueva y se empeña en protegerla del político poniendo toda la distancia posible. Solamente accede a ayudarle —según asegura— para no verse salpicada ella misma. Juan ha echado mucho de menos a Macarena esta temporada, nosotros también. Pero no sabíamos cuánto hasta que hemos llegado al último capítulo.
Esta vuelta al pasado ha puesto en primer plano algo que siempre ha estado ahí, pero parecía secundario: la relación entre los dos. La serie ha seguido siempre a Juan y sus enredos políticos. Macarena ha sido un apoyo constante en ellos, pero su camaradería con tintes de romance parecía quedarse en subtrama. Este último episodio lo desmiente: la dupla de Juan y Macarena y su debacle política han ido de la mano desde el principio; uno es causa del otro y viceversa. Son los vaivenes de su relación, tanto como sus desventuras políticas, los que sostienen la serie.

Juan y Macarena se plantean irse juntos
La necesidad de reconocimiento de Juan, decíamos, es lo que le lleva a caer en los brazos de la política más rastrera. Pero su aventura con Macarena le ofrecía otra salida. Ella y los sentimientos que empezaba a despertarle también eran capaces de levantar la autoestima de Juan. Y así lo demuestra él cuando, mientras se debate entre la emoción y el miedo, le pide que huyan juntos, lejos de la propuesta —o exigencia— envenenada del partido. El que esa idílica huida no se perpetre es lo que los mete a ambos en la espiral de despropósitos de la que hemos sido testigos a lo largo de toda la serie.
Por eso este capítulo es tan especial, porque ver el principio de todo justo antes del final cambia lo que ya hemos visto y la experiencia que hemos tenido, dándole mucho más sentido y valor al clímax. La historia de Juan también era una historia de amor, pero estaba tan entretejida con su carrera política que no parecían poder vivir la una sin la otra. La que pudo ser su primera vía de escape termina siendo la última, y a través de ella consiguen separar por fin ambas historias. Si les irá bien juntos, no lo sabemos. Tampoco si volveremos a verlos. Si no es así, solo me queda decir: vuela Juan.
¿Dónde puedes verla?
Las tres temporadas de la serie están disponibles en HBO. Vota Juan y Vamos Juan, las dos primeras, también en Movistar+ y Prime Video.
«Vuela Juan» ¡¡es genial!!